Filosa

Por si fuera poco, además de esos dos sitios donde retratarse, otra posibilidad era hacerlo en los establecimientos dedicados a la venta de artículos fotográficos, que prácticamente han desaparecido, aunque su final no es culpa del Ministerio de Interior ya que mucho antes estaban heridos de muerte.

Para reforzar lo que digo, basta con recordar cuándo fue la última vez que dejamos un carrete a revelar en aquella tienda especializada donde, además de vender el rollo, hacían las copias. El mayor y casi único responsable del derrumbe del sector fotográfico es el móvil, que hace fotos y vídeos por la patilla, por la 'filosa', lo almacena todo y permite borrarlo sin que duela el bolsillo.

Qué lejos quedan aquellos tiempos en los que nos poníamos contentos sacando cuarenta fotos de un carrete de treinta y seis para verlas primero en la tienda, luego en casa, un par de veces más castigando a los amigos con las vacaciones y a envejecer en el álbum…