El cerebro constituye uno de los cinco órganos vitales. Es el encargado de regir nuestros pensamientos, determina lo que sentimos, cómo aprendemos, cómo nos movemos. Es la computadora perfecta que envía mensajes a todas las partes de nuestro cuerpo. Controla todas las funciones del organismo, ... así que no nos podemos permitir un solo fallo.
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Detectar cualquier anomalía le corresponde a otro cerebro, el que pilotan los investigadores. La Universidad de Valladolid está llena de ellos y, de vez en cuando, nos regalan avances para la esperanza, siempre y cuando haya financiación. De la mano de la inteligencia artificial, los tumores cerebrales más agresivos pueden llegar a ser cercados por la medicina, pero antes hay que fotografiarlos. Esa es la labor de dos investigadores predoctorales que proponen imágenes sintéticas para atinar aún más con el tratamiento y planificar la cirugía que permita ganar la batalla al intruso.
El diagnóstico es vital y necesario para ordenar el largo camino hacia la curación. Nos hacen falta muchos cerebros sanos y mucha filantropía para aumentar los índices de supervivencia. Ser un país puntero en investigación no es gratis, hay que invertir y tomar conciencia de que es clave para salvar vidas, porque no hay cerebro que asimile que en 2030 el cáncer puede ser la primera causa de muerte en el mundo.
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