![La fiesta de Hawking](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201905/31/media/cortadas/NF0MUKB1-kGyE-U80403805167mGG-624x385@El%20Norte.jpg)
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Hubo una fiesta que no llegó a celebrarse. La organizó Stephen Hawking y tenía como objeto congregar a viajeros en el tiempo, reunir a turistas temporales. La programó para el mediodía del 28 de junio de 2009. Para asegurarse de que sólo acudieran viajeros temporales, envió las invitaciones después de esa fecha. No acudió nadie. La física nos advierte de que, tal vez, será posible viajar al futuro, adelantar el tiempo. Cuestión de velocidad. Lo que parece que será imposible es volver al pasado, para eso están las novelas y los recuerdos, dos invenciones, dos fábulas. Aunque quién sabe, quién sabe lo que hay más allá de Planck. Los políticos también plantean fiestas temporales, se mandan invitaciones para saraos que sucedieron hace muchos años o para otros que se celebrarán a cuatro años vista. Los del ayer son los de Vox: Covadonga, El Cid, América, Cruzada del 36, Falange, Franco, Arriba España… Ojalá en la política sucediera como en la mecánica cuántica, que el tiempo no da marcha atrás.
Los otros partidos ya están soñando con la party de dentro de cuatro años. El tiempo, para ellos, es una simple herramienta que intentarán moldear para ocupar un mejor puesto en esa fiesta. Es como una maldición El PSOE sabe que el poder que ha conquistado le concede un lugar privilegiado. Como advertía Andreotti, el poder desgasta sobre todo al que no lo tiene. El vacío de poder les aterroriza y están dispuestos a lo que sea para lograrlo. Ciudadanos, que jamás lo ha disfrutado –ya hace trece años de su creación, la espera es demasiado larga–, sabe que cuatro años son eternos en la oposición y usará su actual papel de bisagra para obtener alguna poltrona, algo que llevarse a la boca, algo que exhibir en las próximas elecciones.
Lo que el PSOE y el PP puedan darle a cambio de su apoyo serán migajas, mas polvo enamorado… Alguna alcaldía, una vicepresidencia, dos o tres consejerías que serán el certificado de que han gestionado algo. Y el PP sabe que a esa fiesta futura no se puede acudir desnudo. A un acto de gala se va con los estandartes al viento, con el gobierno de Castilla y León, de Madrid, de Aragón, de Andalucía… Todo es invierno fuera de los presupuestos y todos intentan sobrevivir hasta el futuro, hasta esa fiesta a la que, en sus pesadillas, pueden no estar invitados.
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