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Mario Rojas
Vigilancia necesaria
Crónica del manicomio

Vigilancia necesaria

«Si la Iglesia vigila a sus ministros para evitar improcedentes excitaciones, nacidas de la abstinencia, el psiquiatra necesita ser vigilado por la Justicia para evitar su lujuria de poder, nacida de la ignorancia y la mala conciencia»

Fernando Colina

Valladolid

Viernes, 9 de febrero 2024, 00:37

Hace bastantes años, cuando me doctoré en estas páginas, dediqué una reflexión a la semejanza que observaba entre la profesión del confesor y la del psiquiatra. En aquellos momentos empezaban a sobrecargarse las consultas de salud mental, que hasta entonces permanecían rodeadas de prejuicios y ... circunscritas a las formas más contundentes de locura. Esta invasión de pacientes corría paralela a la ausencia de curas en las parroquias. Poco a poco se habían vaciado de confesores las iglesias. Y con el confesor se había perdido para muchos la posibilidad de contarle a alguien sus cuitas más secretas y encontrar gratuitamente, al lado de casa, los consejos de siempre y de última hora. La fuerza de los hechos obligó a que el psiquiatra –y el psicólogo más tarde, cuando su profesión empezó a prosperar– se convirtiera en una suerte de sacerdote laico que ayudaba a las personas y lo hacía con escasos recursos religiosos pero con mucha fe freudiana o skinneriana, según los gustos del profesional.

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