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Ibarrola
Desamparo
Crónica del manicomio

Desamparo

La guerra solo desaparecería si no naciéramos desvalidos, y ni aún por esas. No es reductible, solo es aplazable

Fernando Colina

Valladolid

Viernes, 2 de febrero 2024, 00:37

Una de las impresiones más primitivas y determinantes que conocemos es el desamparo. Es una conmoción inevitable y universal que proviene de nuestros orígenes. Nacemos indefensos y necesitamos durante muchos años que se hagan cargo de nosotros y nos auxilien.

Esas vivencias primordiales son capitales ... para entender la condición humana y las respuestas personales. De hecho, asumimos fácilmente que una persona desvalida tenga ante sí dos reacciones reflejas que se alternan o simultanean. Con una, confiamos en la ayuda materna y ponemos buena cara ante su diligente presencia, capaz por sí misma de neutralizar nuestra vulnerabilidad y proporcionarnos el apego suficiente. Con la otra, en cambio, nos encogemos de temor y desconfianza. Convertimos al otro en una fuente de daño, en un enemigo que puede aprovecharse de nuestra fatídica debilidad y acabar fácilmente con nosotros.

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