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Ibarrola
El alma
Crónica del manicomio

El alma

«Hay quien cree a pies juntillas que con el último suspiro el alma rompe las cadenas y echa a volar, sin más ataduras que la libertad, que también puede entenderse como una condena o una lacra»

Fernando Colina

Valladolid

Viernes, 11 de octubre 2024, 07:15

A veces sufrimos la impresión de que el alma se nos escapa. Pero su huida no despierta una sensación de muerte inmediata, como cabría sospechar, sino de vacío y soledad. El alma es nuestra más grata compañía y se hace notar cuando se marcha. El ... malestar es sistemático y sin excepciones, porque el alma siempre llega con retraso allí donde se la reclama. En ese lapso descansa su sabiduría, en comparecer a toro pasado, cuando las cosas ya están decididas. Sabemos que los aborígenes de Australia, después de largas marchas se sentaban algunas horas antes de llegar a su destino para que el alma tuviera tiempo de alcanzarlos. Nosotros podemos ir muy deprisa pero el alma camina despacio y se rezaga.

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