Feminismos crispados

España entera se nutre de la mujer, vive de ella, y los Gobiernos proclaman una defensa que no es verdadera, para ganar los votos de primavera y de invierno, que este es un año muy electoral. Por lo menos la ministra Montero debería replantearse la estrategia, hacer un poco de autocrítica como la que acaba de hacer la Comisión Europea con respecto a las políticas de igualdad, que ha dicho que valen para poco, y defender a sus congéneres de verdad, no de boquilla. Queda muy bien hablar del aborto a edades adolescentes y la autodeterminación de género, levantarse por la mañana y sentirse mujer, pero en este país baja en la carrera de la natalidad y se despuebla o vacía a marchas forzadas.

Estos asuntos no están en la agenda, porque no venden tanto como la agresión sexual con penetración, la pornografía infantil y otras realidades de la España monstruosa que alimentan las parrillas televisuales y que, dicho sea de paso, tampoco se combaten con la eficacia deseada. La española florece cada marzo con la belleza y el amor de los almendros, que echan flores a pesar de tanto imbécil.