¡Feliz aniversario!

Pasé el día en compañía de familiares y amigos en nuestra casa de Normandía (Francia), y poco antes de la medianoche fuimos al cajero más cercano, deseosos de hacernos con nuestros primeros billetes en euros. Según algunos de mis amigos, el cambio a la nueva moneda sobrecargaría los cajeros y los nuevos billetes no estarían disponibles. Hicimos una apuesta: si el cajero nos daba billetes en francos franceses en lugar de billetes en euros, podían quedarse con el dinero.

Tras la medianoche, probamos en el cajero, que nos dispensó billetes en euros recién salidos de fábrica, y todos brindamos por la nueva moneda europea.

Este momento personal fue una pequeña parte del mayor cambio de moneda del mundo y de todos los tiempos, y desde entonces la zona euro ha seguido creciendo. Aquellos doce países han pasado a ser 19, y más de 340 millones de ciudadanos compartimos la misma moneda con independencia del idioma, la cultura o las fronteras nacionales. El euro ha contribuido a unirnos como europeos. En la última encuesta del Eurobarómetro, a la pregunta de qué significa la Unión Europea, el 41% de los ciudadanos se han referido al euro. Nuestra moneda única solo se situó detrás de la libertad de movimiento.

Claramente, Europa y el euro se han hecho inseparables. Y para los jóvenes europeos, que solo han conocido la moneda única, debe ser casi imposible imaginarse Europa sin el euro. De hecho, el apoyo al euro se situó en un máximo histórico en 2021. Según la última encuesta del Eurobarómetro, nuestra moneda tiene ahora una tasa de aceptación del 78%.

Cuando pienso en el euro, pienso en las empresas y negocios familiares que han tenido éxito gracias a las ventajas del euro y del mercado único. Desde 1990 hasta 2002, el comercio entre los países que pronto formarían parte de la zona euro aumentó en menos del 5%, mientras que tras la introducción de la moneda única ha crecido en casi un 200%. Los ciudadanos han podido viajar sin preocuparse de las molestias y del coste de cambiar dinero, y millones de estudiantes y profesionales en el extranjero no tienen que manejar distintas monedas.

Sin duda, el euro nos ha hecho más fuertes. Desde la adopción de la moneda única, hemos estado mejor equipados para afrontar las crisis. Las recientes perturbaciones económicas habrían sido mucho más graves sin la estabilidad y la integración que el euro ha traído al mercado único. En momentos críticos, como durante la pandemia, tener una moneda única ha sido fundamental para coordinar respuestas en toda Europa.

El Banco Central Europeo es el guardián del euro, y trabajamos sin descanso para proteger nuestra moneda única. Tenemos la responsabilidad de mantener los billetes seguros y el deber de investigar formas de pago complementarias como un euro digital.

Por primera vez, estamos rediseñando nuestros billetes, de forma que sigan siendo seguros e innovadores, y actualizándolos para que los europeos de todas las edades y procedencias se sientan más identificados con ellos. Pediremos la opinión de los ciudadanos sobre el tema y los elementos gráficos de nuestros futuros billetes y publicaremos esta contribución en 2024, antes de planificar su entrada en circulación.

En aquella fría noche en Normandía hace dos décadas, no podría haber imaginado que la salvaguarda de los billetes en euros se convertiría en mi trabajo. Pero eso fue a lo que me comprometí cuando puse mi nombre en los billetes que todos tenemos y usamos casi a diario. Esa firma representa mi empeño por cuidar uno de nuestros símbolos más preciados de la unidad europea.