La Navidad saldrá reluciente, con un Franco o un Torra sentado en cada mesa con esa voluntad de la Memoria Histórica de este nuevo tiempo que empieza en Pluriespaña. La Navidad se abre paso entre los odiadores y la resistencia pasa por chupar las gambas, ... que la cabeza de una gamba es ambrosía y un ejercicio de 'gurmetería' psiquiátrica y forense que tenemos interiorizado desde que el mundo es mundo.
Hay niños correteando, espumillón en las bragas de la abuela, el novio quincemayista de la prima que llega en rastas, calzando chirucas, y nos suelta un mitin que regamos con el vino de la tierra.
La familia pesa, pero más pesan los ausentes que están en ese belén sin corcho, en ese árbol desganado, en que todo es igual pero ya no es lo mismo. Porque las niñas ya no quieren ser princesas, Netflix ha sustituido al Cinexín y regalar viene siendo la muestra decembrina del heteropatriarcado con sus renos y sus bolas significantes.
Dicen que la Navidad es populismo, y yo sé que Navidad es ese tiempo de siempre en el que el clima social y los publicistas nos arrejuntan en una mesa como en el Mundial de Iniesta, pero con menos que celebrar: quizá la fe más íntima o el solsticio. La Navidad se abrirá paso, y así Ábalos esté reactivo o Ábalos esté proactivo. Y la Nochebuena nos volverá a asomar a esa ventana por la que nunca nieva y por donde la niebla crece desde el río, borrando las barandillas y los contornos del ciprés. Así en el Cielo como en la Tierra.
Luego será 25, con ese dolor de los festivos y esa tragedia de los comercios cerrados. Y después seguirá la vida como si tal cosa. En la gasolinera de Nazario, la Navidad llegó después de lo del 'Black Friday', hay polvo en las cadenas para la nieve y lo peor es que el 25 el columnismo y la prensa hacen fiesta de guardar.
Yo también sé que pocas resacas hay dulces, pero cuando aparece esa rara flor, el mundo tiene sentido y encajan las fiestas y hasta estamos en disposición de amar. En el 25 solo los viejos de mi querido Sansón le sacan enjundia en blanco y negro a lo que pasa y a lo que no pasa, cuando su sabiduría ancestral atruena en el vaho del Campo Grande.
Después de la ventolera, de unas lluvias tropicales en diciembre, cuando pasó el monzón se ha puesto en la ciudad un muérdago del revés y la Estrella de Oriente se ha caído encima del mulo sin que la Sagrada Familia de polietileno expandido sufriera más destrozos.
En Brañosera esperan al oso fundador por San Esteban, que dicen que trae buena fortuna. Y en esta página yo solo puedo desearles que si beben, no confundan.
Del año, ya hablaremos otro domingo.
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