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Óscar Puente recibe a María Sánchez, Manuel Saravia y Pedro Herrero. Gabriel Villamil
Y fueron felices

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«Ser desleal con tu electorado tiene un coste, así que plantéate ser feliz a cualquier precio»

Viernes, 21 de junio 2019, 07:24

Tengo la firme convicción de que la política es una especie de caricatura de la sociedad. Sin menospreciar. Y es que en todas las familias cuecen habas y, desgraciadamente, en demasiadas ocasiones hasta el punto de no retorno. La historia que voy a desgranar aquí ... tiene un final feliz. Se desarrolla en el Ayuntamiento de Valladolid. En la casa de todos. PSOE y VTLP iniciaron un idilio que, en el extinto mandato municipal, dejó un gobierno de coalición sin demasiadas tensiones, solo cuando se tocaba el bolsillo de uno de ellos. Tras las tiranteces de los primeros momentos, el pacto demostró ser sólido a pesar de las habladurías. Ambos se han prodigado en elogios: que si tienes el don de la palabra, que si has hecho la mejor campaña…Y es que la campaña electoral supuso un punto de inflexión que Óscar Puente no llegó a digerir. Entonces, y solo en ese momento, despertaron las dudas sobre su hasta entonces fiel primer teniente de alcalde en funciones. ¿Es Manuel Saravia un cainita, un soberbio, un intransigente? Todo eso, de pronto, sin una aparente justificación. Los pilares de la confianza y de la lealtad se tambalearon ante el estupor de las bases de VTLP. La confianza mutua había desaparecido. Uno puede pensar que aquí está el punto de no retorno, pero la rabieta del alcalde no duró mucho. Unas horas antes de darse el sí para los próximos cuatro años, llegó la reconciliación. ¿Han cicatrizado ya las heridas? Solo el tiempo lo dirá.

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