Verónica Casado y Rocío Lucas, el miércoles 15 en una rueda de prensa. Ical

Fatiga de materiales

LA ESPITA ·

Con el PSOE y Podemos sin hacer oposición y Ciudadanos sin rumbo como partido, en Castilla y León Mañueco tiene la pista asfaltada para reforzar su imagen política y la del PP

J. I. Foces

Valladolid

Domingo, 19 de abril 2020, 09:08

Escenario político a mediados de abril: PSOE y Podemos actúan de tal forma que no saben trabajar como oposición en Castilla y León porque son partidos de Gobierno en Madrid; y PP y Ciudadanos, partidos de gobierno en la región, se mueven como oposición del ... Ejecutivo de la nación. Doble pinza para socialistas y Podemos, cuyos responsables, Luis Tudanca y Pablo Fernández, no pueden (¿no saben? ¿no quieren?) sacar aquí los colores a la gestión del Gobierno de coalición de Alfonso Fernández Mañueco y Francisco Igea.

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Lo del PSOE regional es contagioso. Parecía que sería insuperable el desamparo al que se vieron sometidos sus alcaldes en Soria, Carlos Martínez, y Segovia, Clara Luquero, cuando tuvieron que clamar por medios hospitalarios, pero el papel de los socialistas de Valladolid esta semana es para tomar nota. El PSOE vallisoletano, que dirige el senador Manuel Escarda, ha reaccionado con una incomprensible docilidad ante lo ocurrido en las dos residencias de la Diputación: 183 positivos de 197 residentes de la Cardenal Marcelo y 41 positivos de 137 residentes de la Doctor Villacián. Y ante el contagio de al menos el 50% en la de Parquesol, esta de la Junta. La Diputación vallisoletana, que preside el popular Conrado Íscar, con el impagable apoyo de Ciudadanos, ha destituido a los equipos directivos de sus dos residencias, pero ¿trabajadores, residentes y familiares de ambas no merecen que se aclare ya lo que sucede, aunque se esté en plena pandemia? ¿No merecen esos escandalosos datos que la oposición ponga el grito en el cielo? Para este PSOE, parece que no. Y a su izquierda no hay mucha más vocación de exigencias: una tímida petición de la diputada de VTLP, Virginia Hernández, de una reunión de portavoces. Vamos, como dar aspirina a quien le acaba de empitonar el pulmón un eral.

Sin oposición que defienda con arrojo a residentes, trabajadores y familiares, no es de extrañar que el político de cuya área dependen las dos residencias, el popular David Esteban (candidato mejor visto en su día por la dirección regional del PP para relevar al frente de la Diputación a Jesús Julio Carmero, lo que no se consumó) se permita dictar la orden de «remar en la misma dirección» que el PP y agregue: «Luego se verá». Y el PSOE, y lo poco que queda a su izquierda, a acatar a la chita callando, a esperar al 24, a ver qué les dicen en un pleno y, como mucho, conformarse con una comisión de investigación, que ya se sabe para lo que valen y que el PP y Ciudadanos saben manejar con mimo para poner sordina a los escándalos en cualquier sitio de la región. Tal desamparo político solo deja una salida a afectados, trabajadores y familiares: la acción sindical, con CSIF de ariete, que no va a dejar pasar por alto una crisis tan grave, y los tribunales.

«Que se anden con ojo los partidos: a la salida del confinamiento quien se haya quedado sin trabajo va a exigirles soluciones rápidas»

Falla la política, pero la propia política no quiere reaccionar. Que se anden con ojo los partidos. Ahora mismo no hay protestas en la calle porque no se puede salir, pero, tras seis semanas de confinamiento ha aparecido la lógica fatiga de materiales, entendiendo por tal el cansancio, cuando no hartazgo físico y mental, de la gente, que a la salida se va a encontrar un panorama laboral desolador. Y ahí no van a valer consignas de diputados provinciales del PP ni los recursos dialécticos políticos de estas semanas: quien se haya quedado sin trabajo va a exigir soluciones rápidas a los partidos.

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Sin oposición socialista y de Podemos (que buscan incluso recortar libertades, como ha mostrado el CIS esta semana) y con Ciudadanos dando bandazos (con Inés Arrimadas con las riendas bien asidas después de fulminar a Igea en las primarias celebradas en plena efervescencia del coronavirus), es Mañueco quien tiene vía libre para hacerse con el espacio que le permita reforzar su figura política. El presidente de la Junta se mantiene hiperactivo: ante Pedro Sánchez, ante otros presidentes, ante el sector financiero, ante los agentes sociales... Con un dicurso que hace que todas las culpas de las carencias sanitarias parezcan del Ministerio y no de la Junta, trata de ocupar todo el espacio posible. Hay un hecho de estas semanas que muestra que cuida todos los detalles. A la consejera Verónica Casado (Ciudadanos), que ha recompuesto con dignidad su papel político –bastante machacado por el plan igeniano de cerrar consultorios médicos rurales–, no le dejan comparecer sola ante la prensa; son poquísimas sus presencias en solitario. Aunque, bien mirado, no es del todo malo para ella: cuantas más veces le pongan al lado a consejeros como la de Eduación, Rocío Lucas, más se agranda la figura de la doctora Casado. El miércoles pudo comprobrarse cuando, tras muchos días sin dar señales de vida pública, la titular de Educación apareció leyendo unos folios. Algunos del equipo popular no le siguen a Mañueco en su hiperactividad y en el manejo de tiempos y acciones. Debe ser cosa de la fatiga de materiales, que no afecta solo a los administrados.

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