Por extraño que parezca

La primera impresión que me causó era la de un aspecto de campamento juvenil, sin indicios ni sospechas del horror que encerraba. Nada más franquear las famosas puertas con el lema forjado en hierro 'el trabajo les hará libres', nos preguntaron si queríamos ver un video explicativo en el primero de los barracones. Como turistas entregados accedimos a la propuesta y entramos en una sala donde vimos un documental que conservo en la memoria, de hombres y mujeres demacrados y cuerpos movidos con excavadoras en fosas comunes, algo que usted seguro ha visto en imágenes repetidas a lo largo de estos tres cuartos de siglo que han transcurrido desde la liberación del campo de concentración.

Con esa información y el corazón encogido, visitamos el recinto mientras dudábamos sobre si habíamos acertado cuando aceptamos ver el documental. La cabeza me daba vueltas, en un debate entre haber accedido a la información, lo que condicionó mi percepción de lo que después vi, o si no hubiera sido mejor hacer la visita con lo que ya sabía.

Entonces elegí ver el video y por extraño que parezca y después de tantos años en un periódico aún desconozco si recibir información nos hace más libres o nos hace sufrir. Y me temo que aquello me hizo padecer de forma gratuita, como se lo haría a una mujer que quiere abortar y le muestran como late el feto.