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Entierro d eun fallecido por coronavirus en Madrid. Efe
Coronavirus: Esquelas

Esquelas

A algunos ni siquiera los cuentan; como a los desaparecidos en combate

Juan Carlos Viloria

Valladolid

Jueves, 9 de abril 2020, 08:10

Este país se ha convertido en una descomunal esquela. Con decenas de miles de nombres. El vértigo de las defunciones los amontona como en esas pinturas que reflejaban tétricamente las escenas de la peste en la Europa medieval o ese desfile de camillas con moribundos ... de las grandes guerras. Sin tiempo para el duelo, sin espacio para la oración o el recuerdo; el réquiem o la plegaria. Sin esquelas. Dicen que nacemos solos y morimos solos. Pero nunca como en estas horas ha sido tan dolorosamente cierto. Solos los muertos y solos los vivos. Las familias aisladas en la incomunicación y el desamparo no pueden cerrar los ojos de sus deudos ni recibir el abrazo y el consuelo de los pésames. Los fallecidos se van con la vida segada sin haber tenido ni tiempo para sentir la llegada de la guadaña. Pasando de la vida a la muerte en el intervalo que va de un estornudo en casa a la última bocanada de aire de un respirador de UCI llena de sombras desconocidas. Nuestros viejos abrían el periódico por la sección de las esquelas donde el ranking de la edades, los sexos, los viudos, las viudas, los hijos vivos y los fallecidos de los otros les ofrecía una radiografía matinal de cómo estaba la desembocadura del río de sus propias vidas. Podían calcular el tiempo de la prórroga que les permitía apurar otro café con leche y otro amanecer. Suspirando cuando la esquela anunciaba el fallecimiento de los más jóvenes y aliviados cuando daban cuenta de nonagenarios bien cumplidos que ofrecían el horizonte de unos años más de tregua antes de cruzar la meta.

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