La ministra de Defensa, Margarita Robles, entre la nueva directora del CNI, Esperanza Casteleiro, y a la destituida, Paz Esteban. Chema Moya / EFE

Espías como nosotros

Dados rodando ·

«La politica por encima de la seguridad nacional. Edificante, sin duda»

Antonio San José

Valladolid

Martes, 17 de mayo 2022, 00:02

Me van a permitir que le tome prestado el titulo de esta columna al cineasta John Landis, que firmó en la década de los ochenta esta desopilante película sobre las vicisitudes de dos espías de tercera que aspiraban a ser poco menos que James Bond, ... sin talento ni capacidades para ello. Con guión de Dan Aykroyd, 'Espías como nosotros' podría ser el epitome de lo que algunos creen equivocadamente que son los servicios de inteligencia españoles. Con frecuencia se recurre a tópicos absurdos, como Mortadelo y Filemón o Anacleto agente secreto, para ilustrar una actividad que tiene, sin embargo, en nuestro país un excelente nivel.

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Profesionales altamente cualificados, especialistas de distintas disciplinas del conocimiento, gente sacrificada, disciplinada y con nervios de acero. Así son los hombres y mujeres del Centro Nacional de Inteligencia, que se hacen cruces estos día ante el despropósito que ha supuesto la destitución gratuita de su hasta ahora directora Paz Esteban solo para complacer las exigencias de los socios de investidura de Pedro Sánchez.

Esquerra se ha cobrado una valiosa pieza y el presidente podrá encontrarse con Pere Aragonés habiendo realizado un gesto disparatado, ejecutado, además, a pocas semanas de la celebración de la cumbre de la OTAN en Madrid. Nadie sabe a ciencia cierta los motivos del cese de la responsable del CNI, más allá de congraciarse con ERC, pero intuimos que el nombramiento se su sucesora, Esperanza Casteleiro, es un movimiento de la ministra de Defensa ante la posibilidad cierta de que el ministro para todo, Félix Bolaños, tomara la delantera y propusiera un nombre que situara al CNI en la órbita de Presidencia del Gobierno. Por cierto, el papelón de Margarita Robles intentado explicar lo inexplicable es de los que hacen época. Un ridículo sideral que quedará en los anales del desprestigio político.

No alcanzamos a imaginar una situación similar en servicios de inteligencia internacionales como el MI5 y el MI6 británicos, el Mossad israelí o la CIA. Los directores de estos organismos y sus agentes están lógicamente protegidos por una pátina de discreción que resulta imprescindible para su trabajo que no es otro que salvaguardar la seguridad de sus respectivos países. El acceso a los informes que elaboran es razonablemente restringido y los enemigos de la Constitución no suelen ser depositarios de datos reservados que aquí pretendemos revelar en una comisión de Secretos Oficiales ante lo más granado del independentismo y los herederos del terrorismo de ETA.

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Obviamente, los responsables del CNI que han acudido al Parlamento han contado tradicionalmente la mitad de la mitad, y ante representantes tan sui generis como los actuales, es de suponer que el nivel de secretos compartidos sea igual a la información que aparece en los medios de comunicación, ante la falta de confianza que suscitan.

La paradoja es esperpéntica: unos políticos independentistas traman un golpe de Estado para proclamar la independencia de Cataluña mediante la celebración de un referéndum ilegal. Los servicios de Inteligencia, como es su obligación, tratan de obtener toda la información posible al respecto para salvaguardar la seguridad del Estado. Luego, esos delincuentes condenados son indultados por el Gobierno porque aseguran la suma de votos necesaria para salvar la legislatura.

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Cuando trasciende que han sido escuchados se monta la mundial y el presidente decide fulminar a la directora del CNI para no perder apoyos parlamentarios. A partir de ahora, quizá les digan a los agentes que dejen en paz a los socios de investidura y que se dediquen a mirar para otro lado. La politica por encima de la seguridad nacional. Edificante, sin duda.

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