Ayuso, Mañueco, Casado y Feijóo, en el cierre de campaña del PP. Alberto Mingueza

La esperada hora del después

Tener como socios a Bildu y ERC no ayuda a captar votos, más bien a ahuyentarlos

Diego Carcedo

Valladolid

Miércoles, 16 de febrero 2022, 00:02

El interés de las elecciones de Castilla y León incluía una segunda lectura que va más allá del resultado. Mientras en Valladolid se analizan las posibilidades casi únicas de constituir un Gobierno estable, ahora la atención se halla en Madrid y más concretamente en las ... calles de Génova y Ferraz, donde tienen sus sedes los dos partidos más preocupados por el después que ya se temía. El PP ganó las elecciones, pero muy lejos de la mayoría absoluta que ambicionaba. Es una victoria que malamente encubre un fracaso. Las posibilidades de formar gobierno se reducen al pacto con Vox que con tanto énfasis rechazaban durante la campaña. Los líderes de la extrema derecha exigen y la aritmética parlamentaria manda.

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El fracaso de la iniciativa alcanza al propio presidente del partido, Pablo Casado, que esperaba el éxito de la mayoría absoluta para recuperar la fortaleza política que llevaba perdiendo desde hace algún tiempo. Después de este contratiempo, su situación empeora, sobre todo recordando que se enfrenta con la necesidad de aliarse con Vox, lo cual hipotecará su imagen nacional e internacional. De momento lo ha descartado y, si cumple su palabra, el futuro que se abre no sería otro que repetir las elecciones. Diferentes alternativas de formar una mayoría no hay y la tibia esperanza de que los socialistas accedan a abstenerse para evitar que Vox continúe su escalada tropieza con el recuerdo del rechazado sistemático del PP a hacerlo en otras oportunidades igualmente comprometidas.

Pero tampoco para los socialistas, y de manera especial para Pedro Sánchez, el desastre autonómico deja de salpicar al partido, a su liderazgo y a la coalición que encabeza. El descalabro de Madrid y el duro golpe sufrido ahora, en que lejos de mejorar ha perdido siete procuradores, desaconsejan adelantar las generales mientras mantener la polémica coalición con UP no le va a proporcionar más que nuevos problemas. Quizás le dé un respiro que la tentación del PP de adelantar las andaluzas se postergue visto lo que se ha visto en Castilla y León. Pero la realidad refleja que es poco lo que puede esperar de su propia imagen pública. Son muchos los que estiman que lejos de sumar votos los resta.

Uno de los aspectos más sensibles de su trayectoria al frente del Gobierno son los acuerdos con los independentistas de pasado sangriento. No parece que sea muy positivo para disuadirles de su actitud anticonstitucional y si bien es válido para sacar decisiones parlamentarias adelante, tener como socio a Bildu y ERC y reducir condenas a los etarras no ayuda a captar votos, más bien a ahuyentarlos.

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