Por la escatología a la república

Cualquier sitio es bueno para defender al Rey, y está bien la iniciativa de PP y Cs de respaldar desde aquí que no haya más vetos a Felipe VI. Tengo escrito por ahí que el Gobierno usa –o quiere usar–al capitán general de los tres ejércitos como un bolso, como un complemento que sacar o esconder a beneficio de inventario. Es la estrategia de Iván Redondo para que Sánchez funde una dinastía nueva entre el narcisismo y la nada, entre Simón y las muertes relativas. Entre el celo y el cielo por asalto.

De modo que uno ve la mascarilla de Pablo Fernández y no es que se vuelva monárquico, pero abraza la Constitución que tiene más a mano y la abraza como abrazaba a Berta antes de que la confinaran. Porque ya sabemos que el Gobierno usa el BOE como un arma cargada de futuro o de destrucción masiva y es algo que hay que decir aquí, aunque la columna sea sobre Pablo Fernández y su gramática parda.

La república vendrá o no vendrá, pero la escatología nunca es buena para propalar un cambio de régimen cuando el bicho, como el amor, anda rondando por los aires. Nunca. Y sé lo que me digo.

Merde... et mon droit.

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