Un gol de escándalo

Catar es hoy, pero voy a refrescarles la memoria a los escandalizados para recordarles que ha habido otros mundiales de fútbol en países donde gobernaban asquerosos peores. El inventor del fascismo Benito Mussolini manejaba Italia cuando allí se celebró el Mundial de 1934; Videla y sus generalotes de la junta militar pisoteaban con sus botas Argentina en el Mundial de 1978. Y más cercano, en 2018, la Rusia de Putin, el autócrata invasor, por decirlo finamente no sea que me corten el gas, organizó el torneo, que ahora de forma consecutiva ha ido a caer en otro país de dudosa catadura democrática como es el Catar del emir de nombre Tamim bin Hamad Al Thani, un tipo millonario, como pueden imaginarse, y más partidario de contar con súbditos que con ciudadanos.

Ya ven que ha habido precedentes de tiranos más censurables que el emir, a quien por cierto Felipe VI y Sánchez recibieron hace unos meses para tocarle el bolsillo. Y no recuerdo que hubiera protesta alguna, ni crujir de dientes, que el hombre nos dejó el balón de gas botando junto al poste para que metamos un gol de escándalo a la factura.