Al inicio de la crisis tardé un poquito en aprender la diferencia entre un ERE y un ERTE, pero lo entendí cuando el presidente del Gobierno aseguró que lo mejor para los curritos era la segunda fórmula y no la primera; luego, viendo la ... precariedad del mercado laboral, comprendí que resultaba menos dañina una suspensión temporal del contrato que otra definitiva. O sea, entre ser despedido para siempre o marchar con la esperanza de volver algún día, es fácil elegir. No obstante, me parece que los puestos de trabajo son cada día más inseguros y ya nadie sueña con volver a aquella etapa en la que lo normal era tener un puesto fijo para toda la vida. Así que, a falta de estabilidad duradera, bienvenidos sean los expedientes temporales.
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Pero de la misma manera que me gustó el toque de atención del señor Sánchez al empresariado dispuesto a reducir plantillas en plan salvaje, me sorprende lo calladito que está con la Banca, que en poco tiempo se ha quitado de encima más de 15.000 empleos fijos. Con un par. No he oído a ningún ministro protestar por semejante escabechina en un sector que ha empeorado la atención a sus clientes obligados a tener cuenta abierta si quieren cobrar el sueldo o la pensión y pagar cualquier recibo. Me pregunto por qué 'mi' Gobierno es tan duro en materia laboral con miles de empresas pequeñas y medianas y tan blandengue con bancos y cajas. Algo tiene que haber…
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