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Brad Pitt, Di Caprio y Al Pacino, en 'Érase una vez en Hollywood'. AFP
Érase una vez Tarantino

Érase una vez Tarantino

Quentin Jerome Tarantino tuvo como única escuela el videoclub en el que trabajaba, haciendo de cada título que entraba por su puerta una lección que aprender

Miércoles, 28 de agosto 2019, 07:17

Vaya por delante que este que escribe admite ser un talibán del genio de Knoxville, por lo cual, considere que todo lo que diga sobre él y su obra podría estar intoxicado por dicha admiración tarantiniana. Dicho lo cual empezaré reconociendo que 'Érase una vez ... en Hollywood' puede que no sea la mejor película que ha escrito y dirigido Tarantino, y, sin embargo, la considero muy merecedora del tiempo y el dinero que uno invierte y gasta respectivamente en ir a verla. En esta, su última propuesta, nos sorprende con una atrevida y caprichosa historia cargada de nostalgia, donde lo narrativo se cristaliza en un homenaje a la época dorada de la Meca del cine, otrora fabrica inagotable de sueños con la que parece haber saldado una deuda. En este punto merece la pena recordar que Quentin Jerome Tarantino tuvo como única escuela el videoclub en el que trabajaba, haciendo de cada título que entraba por su puerta una lección que aprender, dejándose intoxicar o impermeabilizándose según el caso por los metrajes que la factoría de Hollywood no dejaba de producir.

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