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El líder de VOX, Santiago Abascal. EP
Vuelta a empezar tras Vox
Editorial

Vuelta a empezar tras Vox

Sánchez podrá hablar de legislatura si logra que Illa sea presidente de la Generalitat y la aprobación de los Presupuestos para 2025

El Norte

Valladolid

Domingo, 14 de julio 2024, 09:10

La ruptura de Vox con el PP ha modificado y en parte revertido el panorama resultante de los pactos posteriores a los comicios territoriales del 28 de mayo de 2023. Los dirigentes populares que entonces recurrieron a Vox para gobernar en la Comunidad Valenciana, Murcia, Extremadura, Aragón y Baleares tras haberlo hecho ya en Castilla y León aceptaron el jueves con absoluta naturalidad la retirada del apoyo parlamentario de la derecha radical y la salida de sus consejeros. Lo que hace un año convulsionó el tablero político hasta convertir las generales del 23 de julio poco menos que en un plebiscito sobre la presencia de Vox en las instituciones se ha disipado de pronto. Es de suponer que lo ocurrido esta semana contribuirá a distender la legislatura, cuando menos en el lenguaje empleado en la confrontación entre el PSOE y el PP. Este último no tendrá más remedio que soportar las invectivas continuas del partido de Santiago Abascal, con el riesgo de que acabe desatendiendo sus aspiraciones de alternativa. Mientras que Pedro Sánchez y su partido no contarán con la alianza entre «la derecha y la extrema derecha» para justificar los acuerdos con EH Bildu o con Junts en que se basa la mayoría parlamentaria como «el muro» ineludible que España necesita para no acabar en manos de los ultras.

Los argumentarios de todos los partidos deberán sonar más finos y resultar más convincentes que las consignas frentistas del primer año de legislatura. Pero, además, el Gobierno de coalición PSOE-Sumar no podrá instalarse en la ilusión de que, una vez situado Vox más al extremo, lo ocurrido pueda servir de señuelo para olvidar que, tras 12 meses desde las generales, la legislatura no ha comenzado en realidad. Y que Sánchez no puede tener seguridad alguna de culminar este mandato porque sus bases parlamentarias flaquean por Cataluña. Es posible que tareas como la renovación de órganos institucionales y reguladores se abran paso con más facilidad. O que haya manifestaciones de consenso transversal que se aproximen a políticas de Estado. Pero ni el Gobierno puede aparentar un cambio de agenda sin comprometer aún más su propia estabilidad a causa de la reacción de sus socios, ni puede apelar a que, por responsabilidad, el PP le socorra ante sus penurias parlamentarias. Sánchez podrá hablar de legislatura si consigue que Salvador Illa sea designado president de la Generalitat antes del fin de agosto y la aprobación de los Presupuestos para 2025.

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