![Vuelco en Extremadura](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/06/30/1468488528-kolB-U200672917188a9G-1200x840@El%20Norte.jpg)
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El Partido Popular y Vox sellaron ayer un acuerdo para la gobernación de Extremadura que suma 33 de los escaños de la Asamblea autonómica frente a los 28 obtenidos por el PSOE y los 4 de Unidas. El pacto establece que dirigirán la comunidad mediante una coalición cuyas líneas maestras se dieron a conocer ayer, así como la concesión al partido de Abascal de un departamento de Gestión Forestal y Mundo Rural desgajado de la consejería de Agricultura y Ganadería, además de un senador de designación. El acuerdo suscrito por los líderes territoriales de ambas formaciones, la candidata popular a la presidencia de la Junta de Extremadura, María Guardiola, y el responsable de Vox en la región, Ángel Pelayo Gordillo, es el resultado de la revisión efectuada por la primera respecto a sus postulados iniciales a instancias de la dirección nacional del partido y de otros dirigentes autonómicos, y de la renuncia de Santiago Abascal a someter las relaciones con los populares en Extremadura a una presión insostenible para su propia formación.
María Guardiola explicó ayer su cambio de actitud alegando que su palabra «no es tan importante como el futuro de los extremeños». Pero, a partir de los 60 puntos acordados entre ambos partidos, cuya literalidad resulta más próxima a las tesis del PP que las bases programáticas redactadas para la Comunidad Valenciana o para la de Islas Baleares, la próxima presidenta de Extremadura deberá realizar un esfuerzo especial para pilotar la Junta sin que su autoridad se resienta tras retirar las líneas rojas que trazó respecto a Vox, aunque Vox haya rebajado también sus pretensiones. Resulta siempre comprometido que un representante público enuncie en primera persona, apelando además a convicciones íntimas y a la confianza depositada por sus seres queridos, principios que solo pueden mantenerse inalterables al margen de la transacción política.
Es posible que, una vez investida, María Guardiola se vea en condiciones de preservar y ampliar, en el ejercicio de las competencias de la Junta extremeña, los derechos que asisten a sus conciudadanas y conciudadanos. Pero el PP de Extremadura no cuenta con la mayoría suficiente para asegurarlo. Por lo que parece aconsejable que Guardiola trate de conseguirlo sin entrar al trapo de la guerra cultural.
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