Las irrefrenables ganas de viajar que comparten los principales países europeos auguran para España este verano más turistas que nunca. Tan notable demanda, que crece en un 35%, se alía con el largo periodo de inflación al alza y configura un panorama de subidas de ... precios que en absoluto disuade a los visitantes nacionales, de Francia, Alemania o Reino Unido de disfrutar de una oferta variada y suficientemente contrastada. Si acaso, se opta por estancias más cortas en unos alojamientos que se encarecen hasta el 15% respecto a 2019. También será más caro comer fuera de casa por el mayor coste de los alimentos y solo la feroz competencia protege a los clientes de la hostelería de facturas prohibitivas y proporciona billetes de avión y tren relativamente asequibles a los viajeros. La afluencia de julio y agosto batirá todos los records, con su consiguiente efecto en el empleo. La temporada ya sería redonda si las instituciones y el sector privado aprovecharan la bonanza para apostar por iniciativas de formación que ayuden a solventar la crónica escasez de trabajadores de la que se quejan los empresarios. Que a su vez tendrían que contribuir con salarios y horarios dignos.

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