Antes unidos que eficaces

El grupo socialista en el Congreso volvió ayer a solicitar y a obtener que se pospusiera la comisión parlamentaria de Hacienda, que queda convocada para el lunes, dado que el Gobierno no acaba de alcanzar un acuerdo sobre los cambios fiscales que pretendía introducir ... para los Presupuestos de 2025. Le está resultando imposible atender, por una parte, las exigencias de Sumar, que son aún más acusadas por parte de Podemos, ERC y EH Bildu, y por la otra, las de PNV y Junts. Pedro Sánchez concede más importancia a la reedición, en este punto, de la mayoría de la investidura que a la búsqueda de un cuadro tributario socialmente justo y eficaz para la economía y para la recaudación. La continuidad del impuesto especial a las compañías energéticas, que se implantó en la presunción de que obtenían beneficios extraordinarios por efecto de la inflación, a lo que ahora se añade su responsabilidad en el cambio climático, se topa con la negativa del PNV y de Junts. Y de caducar con el presente año, los socios a la izquierda del PSOE sufrirían un revés político que no están dispuestos a consentir. Lo mismo ocurre con la conversión en permanente del impuesto especial a las entidades bancarias. Para las izquierdas –incluidos los socialistas– el señalamiento público de ambos sectores es más relevante que prever los efectos últimos de tales medidas fiscales. De ahí que el Gobierno ha acabado enredándose en la malla que venía tejiendo. Con lo que se enturbia tanto la legislatura como la discusión –que tendría que ser franca pero rigurosa– sobre el horizonte impositivo inmediato. Sin que esté claro que lo primero atenace y disuada a los partidos asociados a Sánchez, todos los cuales excepto EH Bildu se encuentran en dificultades políticas y electorales. Y sin que las firmas concernidas por modificaciones tributarias tan parciales tengan otro remedio que actuar con la máxima prudencia en atención al interés de sus respectivos accionistas. No será fácil que Sánchez logre para el lunes contentar un poco a todos sus socios de investidura sin que ninguno de ellos se sienta gravemente desatendido. Por eso mismo, tampoco sería descartable que al final se impusiera únicamente el cambio establecido por la Comisión Europea, del 15% mínimo para las multinacionales. Sería otra forma de hacer de la necesidad virtud. Es a lo que podría verse abocado el paso a paso marcado por el presidente, al dejar para el final la negociación de los Presupuestos.