La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha decidido trasladar a las organizaciones empresariales una nueva propuesta para situar la jornada laboral máxima legal en 37,5 horas semanales dejando atrás las 40 vigentes, iniciativa que dará a conocer el próximo día 8. Díaz se corrige así respecto al ultimátum dirigido a la CEOE, que vencía este pasado lunes. Es posible que porque se percatara de que ese ultimátum se solapaba con otro revés electoral para Sumar en las europeas. Es posible que porque el Gobierno Sánchez no está condiciones de conducir las relaciones con la patronal tachando la posición de ésta sobre la reducción del tiempo de trabajo de «burla», como hizo el secretario de Estado, Joaquín Pérez Rey. Sin embargo, Díaz volvió a referirse ayer tras el Consejo de Ministros a las discrepancias que mantiene con los empresarios en un tono poco procedente para quien desempeña su papel institucional. Poco procedente al señalar que «el equipo de Trabajo va a hacer una propuesta nueva, ya no a los sindicatos, sino a la patronal. Vamos a ver cuál es su vocación negociadora»; al calificar la propuesta de la patronal de incrementar las horas extra anuales de 80 a 150 como una reducción 'fake' de la jornada que nunca aceptaría; y al criticar a los empresarios por hablar en los medios mientras «están ajenos al diálogo social» o «en huelga de brazos caídos».
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Es potestad del Ejecutivo presentar el proyecto de ley preciso para la reducción de la jornada laboral. Pero cuando la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo recurre a términos que reflejan encono para desatender las propuestas de la patronal revela algo más que una innegable discrepancia. Da a entender que ella, la formación que continúa liderando o el Gobierno en su conjunto tienen un vivo interés en preservar la sintonía con los sindicatos CC OO y UGT cortando amarras con CEOE y Cepyme. Solo así puede entenderse que el eventual incremento de las horas extra sea tabú o que lo sea la remisión de la reducción de jornada a la negociación colectiva. Como si al recurrir a las horas extras se obrase de mala fe. O como si la existencia de tantas empresas sin convenio fuese reflejo solo de la codicia patronal y no de la realidad económica. Cuando no está claro siquiera que el Gobierno cuente con la mayoría parlamentaria suficiente para reducir la jornada laboral legal, por lo que Díaz se ha citado con el PNV en Bilbao en un empeño que podría suponer un mal paso para el Ejecutivo Sánchez.
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