Trasplantes, dividir es debilitar

Lejos de fortalecer el servicio en la región mediante su duplicación en sendos hospitales públicos en provincias distintas la medida prevé la división de la actividad sin incrementar el número anual de implantes que viene llevando a cabo el centro sanitario vallisoletano, que son quince y que con la división quedará en siete por centro cada año. Pero la recomendación de la ONT para garantizar unos resultados adecuados es de una actividad mínima de veinte trasplantes anuales en cada centro de referencia, con una actividad tolerable mínima de quince.

El portavoz de la Junta y consejero de Sanidad en funciones, Carlos Fernández Carriedo, defiende la medida como un «refuerzo» del programa de trasplantes, al incorporar al hospital de Salamanca. «Supone sumar esfuerzos y recursos para que funcione mejor», ha afirmado. Pero lo que la Junta justifica como refuerzo, es debilidad para la ONT, que alerta de que por su complejidad cualquier alteración en intervenciones cuyo éxito está más que contrastado puede representar un peligro. No hablamos de operaciones sencillas ni cotidianas. El paciente quiere un corazón y no es relevante el sitio donde se lo den, ni su procedencia. Las propias asociaciones de injertados de corazón han mostrado su preocupación por la puesta en marcha de una medida que interpretan más como dispersión que como mejora.

Y no se trata de un conflicto de trincheras entre Valladolid y Salamanca. Si el objetivo del servicio público de salud de Castilla y León es el de reforzar estas intervenciones, antes que su división sería más lógica su ampliación en Valladolid o incluso su traslado íntegro a la capital salmantina, decisiones más encaminadas a garantizar su solvencia. Lo que se quiere defender como multiplicación parece más una división, sin que Sacyl responda a las objeciones de calado pero constructivas y respetuosas que le hace la ONT.