El empleo mantiene su espectacular dinamismo, que le ha conducido a un nuevo récord de afiliación a la Seguridad Social: 21,32 millones de trabajadores tras ganar en mayo más de 220.000. De ellos, las mujeres superan por primera vez la barrera de los 10 millones. Es cierto que se trata de un periodo tradicionalmente favorable para el mercado laboral al coincidir con el inicio de la campaña de verano. Pero no lo es menos que el aumento de cotizantes en ese mes ha sido el más alto desde 2018 y que la mejora se produce tras una escalada que había situado su nivel en máximos históricos pese a las incertidumbres que acechan a la economía global, lo que la hace más meritoria. La fuerte pujanza del turismo explica esa evolución, que contrasta con una rebaja del paro muy inferior a la media de la última década: 58.650 inscritos menos. Detrás de ese desfase se encuentran probablemente un incremento de la población activa y la reactivación de los fijos discontinuos por razones estacionales. La injustificable opacidad del Gobierno con las cifras de ese colectivo resta brillo a la fuerte reducción del desempleo de la que presume al poner en cuestión no su existencia, sino su magnitud exacta.

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