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Instalaciones de Talgo en Rivabellosa (Álava). Reuters
Talgo se engancha a España
Editorial

Talgo se engancha a España

La inédita operación para evitar la opa india o polaca insufla energía a un sector debilitado por la guerra comercial de Trump

El Norte

Valladolid

Sábado, 15 de febrero 2025, 08:13

Después de un largo y complejo proceso, Talgo enganchó su futuro a España. Todo un éxito para el tejido productivo que una empresa de la importancia de Talgo siga en manos vascas y, además, consolide su arraigo en el territorio. El mantenimiento de la histórica firma de trenes, que tiene su principal planta de España en la localidad alavesa de Rivabellosa con 700 empleos directos, ha sido posible gracias a una fórmula de colaboración inédita. El consorcio liderado por Sidenor y el Gobierno vasco, con el apoyo de dos de las fundaciones propietarias de Kutxabank, ha logrado mantener la compañía frente al riesgo de sucumbir a las opa que planteaban ferroviarias de Polonia e India. El respaldo prestado por el Ejecutivo central ha sido determinante para culminar la operación y garantizar el control nacional de Talgo. Ha sido la cuarta vez en año y medio que Moncloa ha puesto encima de la mesa el escudo antiopas para proteger la 'españolidad' de empresas estratégicas. Esta vez no lo ha tenido que activar oficialmente como sí ocurrió cuando la saudí STC quiso comprar el 10% de Telefónica, ni como el pasado agosto cuando los húngaros de Magyar Vagon ya intentaron hacerse con Talgo. Pero la clara preferencia del Gobierno por lograr que la ferroviaria se quedara en manos de Sidenor ha propiciado que tanto la compañía pública polaca Pesa como la india Jupiter Wagons desistieran de presentar una opa por el 100% de Talgo como estaba previsto tan solo un día antes del cierre del plazo.

Ahora, los cuatro pilares del consorcio se hacen con el control de la ferroviaria al comprar el 29,7% de las acciones al fondo británico Trilantic, socio mayoritario, por 183 millones. La siderúrgica que lidera José Antonio Jainaga y el Gobierno autonómico, a través del fondo público Finkatuz, aportarán 45 millones, lo mismo que BBK. Vital, por su parte, pondrá 20. Las antiguas cajas de ahorro han contribuido a poner en práctica un interesante modelo de cooperación, alejado de sus habituales fines sociales: se han involucrado de manera directa en un proyecto concebido para evitar la fuga de empresas señeras como Talgo. El arraigo de la compañía ferroviaria insufla energía a un sector que sufre las incertidumbres de la guerra comercial de Trump. En su próximo reto, medirá su capacidad para sacar adelante una cartera de contratos valorada en 4.000 millones, un desafío que quizá le obligue a recurrir a fabricantes con los que acaba de competir.

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