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Clausura de la Asamblea de Sumar este domingo en Madrid. Efe
Socios en apuros
Editorial

Socios en apuros

Sánchez y cada uno de sus aliados, menos Bildu, están en dificultades, pero es su mutua dependencia lo que sostiene la legislatura en el alambre

El Norte

Valladolid

Lunes, 31 de marzo 2025, 07:03

El aplazamiento de su asamblea de renovación, tras el escándalo por las acusaciones de violencia sexual formuladas por varias mujeres contra Íñigo Errejón, ha hecho coincidir este fin de semana los cónclaves internos de Movimiento Sumar y del PNV. Dos socios distantes en el terreno ideológico pero que resultan fundamentales, como el resto de las fuerzas de izquierda y soberanistas, para sostener a un Pedro Sánchez que, tras la anuencia labrada en torno a su investidura con la divisiva ley de amnistía, está viendo cómo la legislatura camina sobre las brasas de las extenuantes negociaciones del PSOE con cada uno de sus aliados y de las grietas de estos entre sí; la última es la que enfrenta al presidente con aquellos grupos, empezando por el que se sienta junto a él en el Consejo de Ministros, a cuenta del incremento del gasto militar. Pero las constatables dificultades del jefe del Ejecutivo, reflejadas en su incapacidad hasta la fecha para sacar adelante los primeros Presupuestos de su tercer mandato y su censurable renuencia a dar más explicaciones a las Cortes que aquellas a las que está estrictamente obligado, no solapan las que arrastran el resto de sus socios. Con la significativa excepción de EH Bildu, que está exprimiendo la Presidencia de Sánchez para su homologación política sin tener que apostatar del pasado etarra, y un BNG que ha desplazado al PSOE en Galicia.

Las cuitas bajo las que Sumar y el PNV han celebrado sus respectivas asambleas son de distinta naturaleza en dos formaciones a las que separa un siglo largo de trayectoria política. Más allá de las proclamas de autoconvicción lanzadas por la que sigue siendo la dirigente referencial de los magentas, Yolanda Díaz, y los integrantes de la nueva cúpula bicéfala –Lara Hernández y Carlos Martín–, la viabilidad del proyecto fundado por la vicepresidenta pasa hoy por preservar su cuota de poder en el Gobierno más allá de las sostenidas rencillas con los socialistas. Las inquietudes de los peneuvistas son las propias de una sigla de poder, cuyas fricciones internas –las que han acabado con el relevo de Andoni Ortuzar por Aitor Esteban– proyectan la zozobra por la erosión que en su hegemonía política e institucional está induciendo la pujanza de EH Bildu. Pero unas y otros se mantienen junto a Sánchez pese al riesgo de fagocitación, en el primer caso, y de desafección, en el segundo, de sectores del electorado nacionalista por el apoyo al líder del PSOE. Y es esa dependencia recíproca lo que sostiene una legislatura condenada a transitar sobre el alambre.

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