La decisión del Ministerio de Cultura que encabeza el dirigente de Sumar Ernest Urtasun de suprimir el Premio Nacional de Tauromaquia, tras las críticas recibidas de sus afines al tener que entregar el galardón del año pasado y en consonancia con el programa de ... su coalición, ha provocado una sonora polémica que hace más audible el silencio del PSOE, socio mayoritario del Gobierno. La única voz socialista que se ha escuchado ha sido la de Emiliano García-Page, que se ha unido a otros mandatarios autonómicos, estos del PP, para mostrar su disconformidad con la medida. Un paso más simbólico que trascendental en lo que Urtasun esgrimió como motivo para suprimir el reconocimiento: «Marcar el camino para un gran cambio social». Esta pretensión exigiría, por ejemplo, que Sumar fuera coherente con el proyecto político que abandera y buscara apoyos parlamentarios para derogar la Ley de Protección Cultural y Patrimonial de la Tauromaquia, que data de 2013. La controversia generada no puede orillar las necesidades de la formación de Yolanda Díaz de preservar su perfil en un contexto político convulso. Ni tampoco que será la ciudadanía, en último punto, la que determinará hasta dónde alcanza la defensa del toreo y la desafección hacia lo que representa.
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