Puigdemont anuncia que se presentará a la investidura en el Parlament. David Borrat / Efe
Editorial

Puigdemont no tira la toalla

El líder de Junts pretende disputar a Illa la presidencia en una Cataluña en la que será difícil evitar la repetición electoral

El Norte

Valladolid

Martes, 14 de mayo 2024, 00:34

La indiscutible victoria de Salvador Illa y el PSC ha sido desatendida por Carles Puigdemont y Junts, dispuestos a adelantarse al candidato socialista y, a falta de mayorías claras, disputarle la presidencia de la Generalitat tras el recuento electoral en Cataluña. Podrían lograrlo si consiguiesen ... junto a otros grupos el control de la Mesa del Parlament, a la que corresponde proponer el candidato a la investidura, que no tiene por qué ser necesariamente el más votado en las urnas, sino el que en teoría cuente con más posibilidades de conseguir el aval de la Cámara. Es el margen de maniobra con el que cuenta el huido de la Justicia para simular su «restitución» en el cargo. No parece probable que ERC, sumida en una aguda crisis tras un varapalo en las urnas que empujó ayer a Pere Aragonès a anunciar su retirada de la primera línea política, esté dispuesta a participar en un juego de tan inciertos efectos que reforzaría a su principal rival en el independentismo.

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Pero aunque el voluntarismo de Puigdemont es de muy improbable realización, no es mucho más fácil que Illa logre la suma parlamentaria que necesitaría para liderar un Govern estable. Ni Esquerra, que ha descartado de plano apoyarle, está en situación de participar por activa o pasiva en la entente a la que apuntan ya el PSC y los Comunes después de una hecatombe el 12-M que le obliga a recomponerse ni los retos pendientes en Cataluña pueden abordarse esperando que los demás se abstengan continuamente. Más que a regresar ya al Palau de la Generalitat, el líder de Junts reclama su derecho a la enésima oportunidad mediante una repetición electoral. Su derecho a no seguir los pasos de Aragonès porque el domingo venció en la liza interna del independentismo y porque, como poco, considera el resultado un empate que aspira a desequilibrar a su favor con una poco sutil amenaza de dejar caer a Pedro Sánchez.

En una situación de absoluta normalidad política, sin vetos cruzados ni una precaria mayoría en el Congreso, el asunto no requeriría más que unos días para que las posiciones se decantasen hacia la gobernabilidad. Pero, con las europeas en ciernes, no será sencillo impedir la reedición de los comicios, que trasladaría inevitablemente al conjunto de España las dificultades de Cataluña para reencontrarse consigo misma, igual que la polarización creciente en el escenario nacional deriva en obstáculos añadidos para que esa comunidad pueda autogobernarse.

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