
Pedro Sánchez desbroza el espinoso camino hacia unos Presupuestos Generales mediante cesiones a sus socios más díscolos. Junts exigía el traspaso de las competencias sobre inmigración a cambio de retirar la cuestión de confianza a Sánchez. Un trance que no ha sido tan baladí como el presidente quería hacer ver. El Gobierno ha tenido que transigir ante los posconvergentes y aceptar el traspaso a Cataluña de la gestión de la migración, incluidas las devoluciones. Resulta curioso que esta responsabilidad recaiga sobre el partido de Carles Puigdemont, que hace de la frontera su particular muro de contención con el resto de España. De eso no se diferencia tanto de Trump, algo que remarca el expresident al rechazar el reparto de menores extranjeros hacinados en Canarias. Ni de usar la soberanía como exaltación del nacionalismo, lejos de reforzar lazos de solidaridad con el Estado, más allá de aprovechar la debilidad de Sánchez para mercadear con transferencias. Puigdemont libra en realidad un pulso con Alianza Catalana, la opción ultra independentista, pero la competencia igual no pasa el filtro del Congreso de los Diputados por el rechazo de Podemos.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Valdecilla agota las plazas MIR de Anestesia y de Ginecología
El Diario Montañés
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.