Política de podredumbre

Los dos principales partidos del país se señalan mutuamente, olvidándose de que su deber es dar cuenta de las responsabilidades políticas que implican los casos de corrupción, uno por uno, a los ciudadanos. Y colaborar realmente con la Justicia para su esclarecimiento penal. Todo lo demás es escurrir el bulto. Ayer el pleno del Senado aprobó la constitución de una comisión de investigación sobre el 'caso Koldo-Ábalos'. Tras una sesión de acusaciones e invectivas, los senadores deberán atenerse estrictamente a su cometido para que las pesquisas parlamentarias lleven a conclusiones que den sentido a una iniciativa obligada a atender los avances sumariales del caso sin interferir en el procedimiento. La comisión de investigación del Senado contó con el apoyo del grupo socialista y otros. Que con su gesto invitaron al PP a secundar, por su parte, la iniciativa del PSOE en el Congreso para investigar sobre la contratación de material sanitario durante la pandemia por parte de todas las administraciones.

Pero el cuerpo a cuerpo partidista no puede actuar como un torbellino capaz de llevarse por delante la normalidad institucional. En un Estado compuesto resulta cuando menos discutible que la Cámara baja investigue sobre la actuación administrativa en autonomías y ayuntamientos. A no ser que las comunidades y las instituciones locales se guarezcan en la opacidad, o existan indicios de que fueron partícipes de irregularidades vinculadas al Ejecutivo central. El partido proponente hizo de la cogobernanza su enseña en la lucha contra la covid. Marca publicitaria que solo puede entenderse como expresión del Estado compuesto.