Combatientes hutíes blanden sus armas durante una protesta tras los ataques de las fuerzas estadounidenses y británicas. AFP
Editorial

Los peones hutíes

La respuesta militar occidental a los ataques a barcos mercantes en el mar Rojo extiende el conflicto de Gaza

El Norte

Valladolid

Sábado, 13 de enero 2024, 00:23

Los ataques de la guerrilla hutí de Yemen contra buques mercantes y unidades navales fueron respondidos en la madrugada de ayer por bombardeos conjuntos de tropas de Estados Unidos y Reino Unido en alianza con Países Bajos, Canadá, Australia y Baréin, tras lo que ... los rebeldes apoyados por Irán anunciaron una contraofensiva. A la urgente necesidad de que la ruta del mar Rojo, esencial en el transporte mundial de mercancías, vuelva a ser segura se le suma la obligación de advertir con la fuerza de que la violación del Derecho Internacional no puede quedar impune. La operación extiende el conflicto en Gaza, que entra así en una nueva fase de impredecibles consecuencias.

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Se ha instalado la idea de que lo que ocurra en la zona o en cualquier escenario de Oriente Medio es consecuencia de la guerra desatada por Israel contra Hamás. Como si se tratara de un efecto por simpatía cuya naturalidad impidiera detenerse a identificar a los responsables de esos hechos supuestamente ineludibles. Se da por lógico, y en esa medida por legítimo, que Hezbolá ataque a Israel por el norte mientras cobija a Hamás en Líbano. O que la rama chií de los hutíes mantenga su inquina contra Israel a 2.000 kilómetros de distancia mientras se manifiestan solidarios con el pueblo palestino, al que no les une nada más que su propósito de participar en el conflicto para hacerse fuertes en Yemen. En el fondo es impropio referirse a lo que ocurre en el mar Rojo en términos de conflicto regional cuando es global desde su origen desde el momento en que responde a la propia naturaleza del régimen iraní y a su estrategia de colonizar todo movimiento o poder menor para defender sus intereses.

Tanto la resolución 2722 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que el miércoles reclamaba la renuncia de los hutíes a sus violentos ataques en el mar Rojo, como el derecho de defensa de las bases y unidades aliadas desplazadas legalmente lejos de los países occidentales pueden aportar el fundamento jurídico de la operación liderada por EE UU y Reino Unido aun al coste de que ello contribuya, en medio de la tensión, a que los rebeldes hutíes se apoderen de la proyección internacional de Yemen. La ministra de Defensa, Margarita Robles, subrayó las limitadas disponibilidades de España para intervenir en torno al golfo de Adén como si ese hecho pudiera justificar el distanciamiento del Gobierno ante lo que sucede en la zona.

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