La inmensa mayoría de los parados registrados en el mercado de trabajo nacional no se inscriben en la Bolsa de Empleo del SEPE (Servicio Público de Empleo). Según datos del Ministerio de Trabajo, esta discordancia entre oferta y demanda se plasma en el preocupante ... dato de que solo una de cada cuatro personas desempleadas se inscriben en el organismo encargado de gestionar el sistema de protección del desempleo y garantizar la información sobre el mercado de trabajo. De los 2.700.000 parados oficiales no llegan a 700.000 los registrados en una Bolsa que, en lo que va de año, ya ha lanzado más de 50.000 ofertas de trabajo con salarios que llegan incluso a alcanzar los 100.000 euros anuales. Las ofertas pueden llegar, incluso, a 50.000 euros en caso de programadores informáticos, aunque cubren un amplio abanico de actividades desde camareros, comerciales, cocineros, hasta médicos, dependientes o limpiadores. La Bolsa se actualiza a diario y en ella están inscritas 70.000 empresas que vuelcan sus ofertas de trabajo constantemente.
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Este alarmante desinterés por recibir información de ofertas, vacantes, empleos, demandas en conjunto del mercado laboral que se constata en España, afecta también a las personas que disponiendo de un empleo aspiran a mejorar sus condiciones o cambiar de actividad. A día de hoy, el portal Empléate tiene en su web en torno a 23.600 ofertas que necesitarían más de 50.000 trabajadores. Es evidente que algo falla en los mecanismos de protección del desempleo y de difusión de la información sobre el mercado de trabajo. Y eso en el momento en que los propios responsables del SEPE hablan de una «revolución silenciosa» en el perfil de las personas que se incorporan al mercado de trabajo. Cada vez están mejor formadas y más cualificadas con habilidades para ambicionar trabajos mejor remunerados pero el hecho de que solo uno de cada cuatro desempleados estén inscritos en estas bolsas, tanto a nivel nacional como autonómico, indica que existe una tradicional desconfianza de los trabajadores y demandantes de empleo de las ofertas que les pueden llegar de la administración pública.
No hay cultura de colocación a través de la burocracia oficial porque los que buscan empleo confían más en sus contactos, el boca a boca o el conocido influyente. Pero es lamentable que un nicho de empleos que cada vez está más activo no encuentre los mecanismos de información apropiados para llegar a sus demandantes potenciales.
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