Injerencia rusa en las urnas

La anulación de la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Rumanía por parte del Tribunal Constitucional ante las evidencias de «ataques híbridos» del Kremlin constata el firme propósito de Moscú de desestabilizar las democracias europeas. En este caso, a través de agresiones cibernéticas y masivas cuentas falsas de TikTok a favor del ultra prorruso Calin Georgescu, sorprendente ganador en las urnas pese a ser un desconocido para la ciudadanía antes de la campaña. Las sospechas iniciales que llevaron a un recuento de los votos fueron confirmadas por los servicios secretos. Rumanía, socio de la UE y de la OTAN, es un país estratégico en la guerra con Ucrania. Su presidente marca las directrices en política exterior y seguridad nacional. De ahí que encendiera todas las alertas el inesperado triunfo del dirigente extremista, que iba a medirse ayer en la segunda ronda con la conservadora Elena Lasconi. El intento de fraude justifica la repetición del proceso, duramente censurada por esta última, favorita en las encuestas. Los partidos y las instituciones han de alejar el riesgo de que esta intolerable injerencia alimente la desconfianza en la política y la corrosión de la democracia.