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El nombramiento de Rafael Louzán como nuevo presidente de la Federación Española de Fútbol, a pesar de estar condenado por prevaricación cuando lideraba la Diputación provincial de Pontevedra con el PP, amenaza con agravar la inestabilidad en el organismo que prepara el Mundial de España ... en 2030, entre otros retos que exigen una gestión ejemplar. No parece el mejor recambio para zanjar la etapa de escándalos encadenados por Ángel María Villar y Luis Rubiales. La designación de Louzán, apoyado por una amplia mayoría de los asambleístas, está pendiente del Tribunal Supremo, que podría confirmar su condena en apenas mes y medio, lo que obligaría a repetir las elecciones. Mientras tanto, el Gobierno, a través del Consejo Superior de Deportes, se plantea denunciarle en busca de la inhabilitación, como ya hizo con Rubiales por su bochornosa actitud con Jenni Hermoso. Envuelta en polémicas decisiones como trasladar la Supercopa a Arabia, la federación sigue sumida en la incertidumbre y sin estar a la altura del éxito sin precedentes del fútbol español, 'balón de oro' por partida doble, además de campeona mundial con la selección femenina y europea con la masculina.
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