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Nadia Calviño. Reuters
El éxito de Calviño
Editorial

El éxito de Calviño

Su nombramiento como presidenta del BEI, un aval a su gestión que refuerza el peso exterior de España, deja un hueco difícil de cubrir

El Norte

Valladolid

Sábado, 9 de diciembre 2023, 00:34

El acuerdo de los ministros de Finanzas del Eurogrupo por el que Nadia Calviño será elegida presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI) constituye un éxito diplomático de primer orden para nuestro país, además de un reconocimiento a quien ha dirigido su política económica durante los cinco últimos años, excepcionalmente convulsos por el encadenamiento de la mayor pandemia en un siglo y la guerra en Ucrania. El apoyo final de Francia, junto al comprometido previamente por Alemania y la mayoría de socios del euro, permitió ayer que la vicepresidenta primera del Gobierno fuera propuesta como «candidata de consenso» frente a la danesa Margrethe Vestager, comisaria de la Competencia. De esa forma se activa el proceso interno para su designación por parte del poderoso brazo financiero de la UE, que impulsa la competitividad mediante el apoyo a proyectos de interés público y está llamado a tener un destacado protagonismo en la transición energética.

Calviño goza en las instituciones comunitarias de un prestigio ganado a pulso durante su etapa como directora de Presupuestos de la Comisión y reforzado por su labor en el Ejecutivo. La avalan no solo la recuperación de la economía española tras sufrir, junto a Italia, el mayor desplome por la covid, sino su implicación en la novedosa respuesta articulada por la Unión a esa crisis a través de los fondos Next Generation y los eurobonos. Aún así, había fracasado en sus intentos previos por dirigir el Eurogrupo y el FMI. Su nombramiento al frente del BEI refuerza la determinación de Pedro Sánchez de influir en Europa y cubre, aunque solo sea parcialmente, la inexplicable infrarrepresentación de España en los principales organismos internacionales. Una pérdida de influencia que intenta corregir desde hace años, con escasos resultados hasta ahora.

La elección de Calviño, quien ha ejercido de contrapeso a las exigencias del ala más izquierdista del Gobierno, deja un hueco difícil de cubrir. El presidente deberá buscar una figura de peso, amplia experiencia y con facilidad de interlocución en Bruselas para pilotar una economía en desaceleración y que, pese a su meritorio comportamiento tras las últimas crisis, mantiene problemas estructurales que necesita abordar cuanto antes. Entre ellos, un déficit y una deuda desbocados que deberá rebajar para cumplir las exigencias de la UE, lo que obligará a ajustes de los que el Ejecutivo rehúsa hablar.

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