La celebración ayer de la reunión con el presidente Sánchez que el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, había dado por hecha desde el aterrizaje el domingo en Madrid del candidato opositor venezolano, Edmundo González, se produjo finalmente ayer bajo un formato que dejó entrever los delicados movimientos con que opera la diplomacia en esta crisis. Aunque la Moncloa la circunscribió a un encuentro «privado», su convocatoria en el marco oficial de la Moncloa y la difusión de imágenes del paseo por sus jardines contribuyen a legitimar al cabeza de lista con que la disidencia del país intenta desbancar al chavismo tras las sospechas crecientes de fraude en la atribución de la victoria a Nicolás Maduro. Pero junto a ello, la ausencia de declaraciones de Sánchez y el peticionario de asilo político sorteó los escollos del momento y la amenaza de ruptura de relaciones por parte del régimen, cuyo tono abunda en el autoritarismo intolerable con que el régimen sojuzga a los ciudadanos y responde a las exigencias de democratización de la comunidad internacional. En este escenario minado, lo constructivo sería que el Gobierno, desde la dirección de la política exterior, y la oposición entablaran un imprescindible entendimiento sobre Venezuela.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.