El final del verano se dejó sentir en septiembre en el mercado laboral, que aún así volvió a ofrecer muestras de fortaleza al sumar 18.295 cotizantes a la Seguridad Social –sobre todo, en la enseñanza por la 'vuelta al cole'–, mientras el número ... de parados crecía en casi 20.000. Estos datos son ligeramente inferiores a los de hace un año. Corresponden a un periodo tradicionalmente poco propicio por el cierre de la temporada alta para el turismo y se producen en medio de una desaceleración de la economía que coincide con una cierta pérdida de fuelle del empleo.
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Pese a todo ello, el paro registrado es el más bajo por estas fechas desde 2008 y en los últimos doce meses se han creado casi 550.000 puestos de trabajo en un contexto de alta inflación, subida de tipos y turbulencias globales, lo que resulta tan meritorio como sorprendente. Es innegable que el empuje del mercado laboral ofrece síntomas de ralentización. No sería de extrañar que se agudizaran con el enfriamiento de la actividad previsto a corto plazo. Sin embargo, nada permite presagiar por ahora un brusco cambio de tendencia y la resistencia exhibida por la ocupación en circunstancias bien adversas aleja cualquier alarmismo.
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