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La dana de la crisis climática
Editorial

La dana de la crisis climática

El recorte de las emisiones contaminantes se frena en España, pesea los esfuerzos dedicados a las renovables y a la descarbonización

El Norte

Valladolid

Lunes, 30 de diciembre 2024, 07:56

La dana de Valencia que causó hace ahora dos meses más de 200 muertos y daños materiales valorados en 12.000 millones de euros es la cara más dramática de la crisis climática este año en Europa. Los fenómenos meteorológicos extremos asociados al calentamiento como esas lluvias torrenciales, agravadas por unas medidas de prevención y respuesta a todas luces insuficientes por parte de las administraciones públicas, están en el eje de las políticas de los principales países desarrollados, pero aún faltan inversiones y decisiones de calado que eviten sus preocupantes síntomas. El progresivo recorte de emisiones contaminantes se ha frenado en España. Tras haber logrado una reducción del 7,6% al término del año pasado, los gases de efecto invernadero apenas registrarán en 2024 una caída del 1%. Un escaso bagaje para los amplios esfuerzos dedicados al impulso de las energías renovables, pese a las fuertes resistencias que suscitan los parques eólicos, y a la descarbonización; una fuente que afortunadamente mantiene una actividad residual en el mix energético cuando hace diez años aportaba el 16% del consumo eléctrico. El uso de combustibles fósiles constituye una pesada losa para poner coto al deterioro del medio ambiente y enganchar de manera racional a nuestro país a la electrificación de la economía, especialmente en el sector del transporte.

Un retroceso en esta lucha tiene consecuencias conocidas y no solo por sus efectos más extremos y devastadores. Las sequías de los dos últimos años han provocado la pérdida de 50.000 empleos en el sector agrario español. El empeño por mantener a raya la subida de la temperatura del planeta debe ser un compromiso asumido por toda la sociedad y, sobre todo, por aquellas de los países más contaminantes. Los socios de la UE han hecho algunos deberes al rebajar 7,3 puntos porcentuales los gases de efecto invernadero entre 2022 y 2023. Sin embargo, Estados Unidos se ha rezagado, mientras India, China y Rusia, lejos de controlarlos, los han incrementado hasta un 6%. Sus principales líderes evitaron asistir a la última cumbre, celebrada en Arzerbaiyán, cuyo presidente y anfitrión se descolgó con unas declaraciones –el petróleo, riqueza del país, «es un regalo de Dios»– que anticiparon el decepcionante desenlace de la COP29. Que el calentamiento haya provocado este año 41 días más con temperaturas de riesgo para la salud y los ecosistemas del mundo constituye la enésima señal de alarma para la concienciación y contra el negacionismo.

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