Editorial
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El próximo miércoles se abrirá oficialmente el nuevo periodo parlamentario que confronta al Gobierno de coalición a una coyuntura política altamente inestable, por la fragilidad de sus apoyos independentistas y el propio calado de los asuntos que el presidente Pedro Sánchez tiene sobre la mesa ... . Resolver y clarificar el alcance del pacto suscrito entre el PSC y ERC para una nueva financiación singular de Cataluña es uno de los desafíos más complejos que afronta el Ejecutivo. La reprobación y crítica a una eventual exclusión de la comunidad catalana del régimen común no solo proviene de los partidos de la oposición, sino que se ha extendido, transversalmente, por la filas del propio partido socialista. El rechazo unánime de los socialistas de Aragón al pacto que garantizó la investidura de Salvador Illa ha sido la última manifestación de una cierta rebelión interna cuyo alcance y consecuencias aún están por ver. El Gobierno de coalición con Sumar, que tampoco atraviesa sus mejores momentos de cohesión y sintonía, se encuentra en la tesitura de satisfacer las duras exigencias de sus socios de ERC a costa de abrir una vía de agua en sus propios grupos parlamentarios.
La elaboración de los Presupuestos Generales del Estado para 2025 tampoco será una tarea sencilla para un Ejecutivo que ya sufrió los efectos de su precaria mayoría con el voto negativo contra el techo de gasto con el que Junts le castigó obligándole a retirar la propuesta. El Gobierno, sin embargo, no puede permitirse abordar una nueva prórroga presupuestaria si, además de ocupar el poder, pretende gobernar la nación. Puigdemont y sus seguidores han evidenciado en las últimas semanas un comportamiento tan volátil y desestabilizador que hace imprevisible el sentido de sus votos en el Congreso.
Aunque las aguas en el ámbito de la Justicia se han calmado a raíz del acuerdo entre los dos grandes partidos para renovar el CGPJ, las causas judiciales pendientes que afectan a Begoña Gómez y el 'caso Koldo' están lejos de agotarse y su impacto político dependerá del desenlace de las mismas. La oposición del PP, que también inaugura el curso reuniendo a todos sus barones, tampoco tendrá a la vista un año político de fácil gestión porque la sociedad y el electorado no esperan únicamente crítica y descalificación a las propuestas del Gobierno. Asuntos como inmigración, la vivienda y la seguridad requieren también diálogo y negociación para encontrar soluciones que superen el ámbito partidista en beneficio de la mayoría.
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