El nombramiento de Michelle O'Neill, la líder del Sinn Féin, como ministra principal de Irlanda del Norte supone un hito al situarse en ese cargo a una dirigente mujer, católica y nacionalista republicana que permite avanzar en el trabajoso camino de la convivencia entre ... comunidades enfrentadas tras décadas de conflicto armado. El envés de este paso histórico es la elección como viceministra con poderes parejos de otra mujer, la unionista Emma Little-Pengelly, lo que conforma un dúo que refleja la ardua reconstrucción de la paz y la libertad devastadas por la violencia: ambas son hijas de miembros de grupos terroristas que purgaron cárcel. «Hoy es la confirmación de que nunca volveremos atrás», confió ayer O'Neill, en un deseo que solo puede compartirse pero que también subraya el irreparable daño causado por la destructiva crueldad de tantos años de terror a varias bandas.
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En la cúspide ese desgarro colectivo los casi 4.000 asesinados, con un millar de esos atentados por esclarecer y el trasfondo de una amnistía promovida por el Gobierno británico impugnada por el Ejecutivo de Dublín y contestada por víctimas plurales. Una complejidad que subraya cómo la recomposición del tejido social roto precisa de verdad, justicia y reparación.
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