Despliegue de la Guardia Civilen Santovenia durante el atrincheramiento de un vecino tras matar a otro. Rodrigo Jimenez

El mal

Intruso en El Norte ·

«Lo que me lagrimea el paladar es el directo de los crímenes, una bandera de España sobre un féretro de un servidor»

Federico García Lorca abría el periódico y se encontraba con tragedias. Yo lo abro y veo el mal. Lorca se enteró de lo del Cortijo del Fraile por los recortes que le llegaban a Madrid, y yo de la tragedia de Santovenia casi en directo. ... Yo no sé si será el calor, la locura, ese odio cerval que hay en el Hombre pero leer los periódicos me estremece. A Pedro Alfonso Casado le rezaron en silencio o a media voz que la muerte no es el final, que el honor es la divisa y que no hay mejor fin para un servidor público. Y sin embargo se va un valiente. No de esa valentía 'esnob' del barranquismo; sino de alguien que lleva el dolor como el tricornio, la felicidad como el café en la gasolinera.

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A Lorca no sé si le apetecería hacer un relato de lo vivido en Santovenia. Pero a mí sí, que quede en las hemerotecas que los hombres justos se van mientras aquí nos revolcamos dialécticamente en que el nombre del perro no traumatice al can.

Santovenia, el Chiqui, no podrán borrarse de la memoria trágica de este país. Así Puerto Hurraco como el Cortijo del Fraile. Me dice Raúl del Pozo que en 'El caso' se hacía el mejor reporterismo aunque luego lo leyeran las porteras. Juan Cano me dijo, mirando al azul mediterráneo, que en los sucesos está la verdad no solo del Hombre, del periodismo. Quizá de la propia civilización.

El otro día me llevaron de visita guiada a un quirófano. Vi que las luces no me impactaban. Ni los objetos de los anestesiólogos. Lo que me lagrimea el paladar es el directo de los crímenes, una bandera de España sobre un féretro de un servidor.

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