La generación patinete no es ni buena ni mala. Es veloz, maleducada, y a veces lleva casco más por esnobismo que por otras cuestiones. Ha dicho el 'director general' de la Dirección General de Tráfico en Valladolid que hará falta un seguro (individual o de la empresa) ... , y a mí que me parece bien y me cae bien este Pere Navarro, que pocos escándalos ha dado. Una vez, en la ciudad del sur y hace poco, un tipo con rasta me rozó con el patinete, fue al suelo y yo, con mi tranquila personalidad, lo levanté y mandé el patinete, con una fuerza hercúlea, a donde picó el pavo, o la pava, picaran ambos donde fuese.
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La cuestión es que el patinete es una mala interpretación de lo verde, de lo natural, que aquí vamos siempre andando o con los patinetes a motor humano, que suelen dejar siempre una pierna más desarrollada que otra. En el pinar, el patinete se queda parado, como la España sanchista, pero a veces lo meto en la gasolinera cuando bajo por el periódico y porque Lupo, mi perro, se pone soberbiamente canino en pijama y no me hace un recado a doscientos metros.
Lo que digo es que sí, que vale, que un seguro obligatorio. Y, ya puestos, una legislación más restrictiva. Nuestros mayores no pueden llevar un radar para saber por dónde le va a salir un patinete o una niña con una bicicleta de Barbie, que a todos los efectos en la cadera puede ser similar.
Montar en patinete no contamina, pero llevar el reguetón escondido en el casco e ir enseñoreándose por las aceras es pecado. Si las autoescuelas no fueran un sacadero de dinero, yo pondría un curso obligatorio. Y que nos lo financie Europa.
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