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Las nuevas ministras y ministros del Gobierno Sánchez se sentarán hoy en el Consejo sin que, a excepción del titular de Presidencia, Félix Bolaños, de José Manuel Albares en Exteriores, y si acaso de Pilar Llop en Justicia, tengan una idea cierta de la inmensa ... tarea que deberán acometer en menos de dos años. Su primera obligación será mejorar la ejecutoria de sus predecesores, algunos de los cuales no pudieron disimular ayer –en sus palabras, omisiones o gestos– el disgusto que les ha supuesto su relevo. Hubo exministras y exministros que aprovecharon el traspaso de carteras para hacer balance de su actuación, dando a entender que las nuevas incorporaciones se encontrarían con la mayor parte del trabajo hecho, e incluso sugiriendo que heredarían su equipo directivo.
Pero la mejora pretendida requerirá, de entrada, la revisión de cada legado ministerial sin que los nuevos titulares incurran en una suerte de adanismo. Félix Bolaños parece haber tomado la delantera al aparcar la aprobación del proyecto de Ley de Memoria Democrática para un Consejo de Ministros posterior. José Manuel Albares señaló el objetivo de reforzar las relaciones con «el gran vecino y amigo del Sur», Marruecos, y con la Administración Biden, como si el reto se limitara a enmendar la gestión de Arancha González Laya. Raquel Sánchez y Diana Morant tendrán que administrar un volumen importante de los fondos europeos engarzándolo en los presupuestos generales para 2022, sin que ni su experiencia anterior ni las indicaciones del Presidente puedan servirles para mucho. La primera deberá enfrentarse, además, al debate sin término sobre vivienda con los socios de Unidas Podemos. Pilar Alegría se encontrará ante el desafío de modular la aplicación de la Lomloe de Isabel Celaá, teniendo en cuenta que las reformas educativas se eternizan –entre otros motivos– porque la comunidad concernida tiene razones sobradas para mostrarse escéptica ante las virtudes del BOE. E Isabel Rodríguez asume un ministerio de Administración Territorial despojado de Función Pública –que pasa a Hacienda–, y a sabiendas de que deberá concertar cada una de sus iniciativas con las Relaciones con las Cortes de Bolaños y con las finanzas de María Jesús Montero. Los nuevos ministros necesitarán mucho más que parabienes por su nombramiento para mejorar la gobernación del país, cuando además nunca se han visto sometidos al escrutinio público que les espera.
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