El presidente de la Junta, en el centro; a la izquierda, el vicepresidente; a la derecha, el secretario regional socialista. CARLOS ESPESO

Prioridad, la pandemia

Editorial ·

El PSOE no sacó adelante su moción de censura en Castilla yLeón. Ni el momento era oportuno ni el espectáculo edificante, en plena crisis por la covid

El Norte

Valladolid

Lunes, 22 de marzo 2021, 21:03

Las Cortes de Castilla y León fueron escenario hoy de una larga e intensa jornada de debates sobre la moción de censura presentada por ... el PSOE contra el Gobierno de coalición PP-Ciudadanos. El resultado (41 votos a favor, 37 en contra y 3 abstenciones) mostró que el aspirante socialista a presidir la Junta, que ganó las elecciones autonómicas de 2019, no disponía de los apoyos necesarios para protagonizar un vuelco político que se habría tornado de la máxima relevancia en el ámbito interno y externo. Los socialistas gobernaron esta comunidad entre 1983 y 1987 y, desde entonces, con gobiernos de coalición o con consecutivas mayorías absolutas, la Junta ha tenido presidentes del PP. La presentación de la moción de censura no fue una decisión aislada. Formó parte de una tormenta política de gran calado causada por Ciudadanos que se inició y sigue en Murcia, que continuó con el adelanto electoral en Madrid y que tuvo en Castilla y León, como reconocieron sus promotores, un efecto cortafuegos para evitar otro adelanto electoral al estilo del de la comunidad más poblada de España.

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La moción de censura ya es historia. Pero cuando sea analizada en el futuro será imposible no ubicarla en el momento que vive todo el planeta, acuciado por una crisis sanitaria de dimensiones todavía imprevisibles, a causa de la covid-19, y con los primeros latigazos de una crisis económica de consecuencias por el momento incalculables. Y es precisamente en plena efervescencia de ambas crisis cuando los partidos políticos de Castilla y León han dedicado varias semanas a gastar energías en la lucha por el poder. Ya habían demostrado que el gran pacto del año pasado para hacer frente a los devastadores efectos de la pandemia era demasiado frágil; apenas duró unos pocos meses. Pero es del todo incomprensible que los partidos se hayan dedicado en este momento a discutir de sus ambiciones de poder y de sus cuitas internas, cuando las energías de toda la sociedad, con los máximos responsables de todas las instituciones a la cabeza, han de estar dedicadas a diseñar estrategias y a preparar proyectos para salir más pronto que tarde de ambas crisis, algo para lo que los fondos europeos de reconstrucción se antojan imprescindibles. Esa es la lucha que se espera de los políticos y no las nada edificantes disputas por el poder en un momento de tan dura crisis sanitaria, económica y social.

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