La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, anunció ayer la negativa de su partido a apoyar los Presupuestos del Estado. Sería una ingenuidad concluir que Pablo Iglesias se ha salido con la suya, aunque también. Porque la continuidad entre la alianza parlamentaria que apoyó el voto ... de censura contra Mariano Rajoy y la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa, la investidura de éste tras las elecciones de hace un año y la mayoría que se ha conformado para aprobar ese proyecto no es fruto de la casualidad. Ni resultado exclusivo de la renuencia del PP, y ahora de la formación naranja, a secundar al Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos. Se trata de la apuesta política que el presidente reivindicó en su alocución del pasado domingo. Una apuesta legítima, por lo que él, los ministros socialistas y los demás dirigentes de su partido debieron ahorrarse las invitaciones públicas a los grupos que se sitúan a su derecha para que diesen cobertura a las Cuentas. Una apuesta que mostró su alcance ideológico con la tramitación de la 'ley Celaá'. Como es legítimo que el Ejecutivo recurra a acuerdos con formaciones independentistas para sacar adelante su agenda legislativa.

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Lo que no puede pretender Sánchez es que el resto del Congreso secunde sus compromisos con grupos de ese cariz. El presidente no está en condiciones de endosar a los demás grupos la responsabilidad de sus propias decisiones, ni puede pretender que el PP y Ciudadanos se dispongan a asistirle en el caso de que el bloque de la moción de censura y de la investidura se resquebraje tras sacar adelante los Presupuestos o después de las autonómicas catalanas. El compromiso adquirido por Sánchez no tiene precedentes en la trayectoria del PSOE tras el restablecimiento de la democracia. Ni Felipe González ni José Luis Rodríguez Zapatero llegaron a asentar la gobernabilidad del país sobre mimbres tan dispersos y el apoyo de fuerzas tan a su izquierda o abiertamente secesionistas. No es que se haya visto obligado a ello. Es que ha optado por esa vía frente a otras alternativas más moderadas, por lo que ha de asumir la prima de riesgo que conllevan sus actos.

En esas circunstancias es difícil que otras formaciones respalden unos Presupuestos que añaden componendas partidarias y territoriales a una inverosímil previsión de ingresos, mientras no se sabe a qué altura de 2021 llegarán los primeros euros del fondo de recuperación europeo.

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