Martín Olmos

Editorial: Desescalar sin perder pie

Medidas como los confinamientos perimetrales, el toque de queda y las limitaciones de aforo deben ser asumidas como de larga duración

El Norte

Valladolid

Sábado, 13 de febrero 2021, 08:18

La reducción paulatina de los contagios, de las hospitalizaciones y de los ingresos en UCI contrasta con la irreversible estadística de las personas que fallecen de covid-19. Ni siquiera el mayor ritmo de la vacunación y la disponibilidad de productos diversos que multiplicarán la ... capacidad de inmunización pueden hacernos olvidar la irreversibilidad de los fallecimientos. Es lo que, en última instancia, nos advierte de que el Sars-Cov-2 permanecerá entre nosotros durante mucho tiempo. Y en lo inmediato nos recuerda que la vacunación acabará reduciendo la incidencia del coronavirus siempre y cuando se mantengan las medidas básicas que evitan su propagación: higiene de manos, mascarilla homologada y la limitación de los contactos físicos. La mejoría en la situación general, la proximidad de la primavera, la sucesión de festivos entre Carnavales y Semana Santa, con la 'fatiga pandémica' de fondo, han despertado el ánimo de prácticamente todas las administraciones autonómicas por atenuar las medidas de restricción. Mientras el Ministerio de Sanidad y el Gobierno en su conjunto se conforman con ofrecer algunas indicaciones y realizar insistentes anuncios sobre la vacunación, junto a las advertencias de Fernando Simón sobre los riesgos de la desescalada.

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Nadie se atreve a lanzar el lema de 'salvar la Semana Santa', tras los malos resultados del verano y de la Navidad. Pero se corre el peligro de que, dentro de las atribuciones del estado de alarma, los gobiernos autonómicos vuelvan a apurar el paso dejándose llevar por una suerte de ley de la gravedad, emulándose mutuamente o tratando de diferenciarse por relajación. Todo mientras el Consejo Interterritorial pierde peso en relación a la etapa anterior, y las urgencias institucionales se dirigen a la gestión del Fondo europeo de recuperación. Las recomendaciones de prudencia en la desescalada, los avisos ante una posible precipitación, incluso la descripción de una hipotética cuarta ola no serán suficientes si no van acompañadas de medidas de contención respecto a la vida social y a la movilidad territorial. Es probable que el auto del Tribunal Superior del País Vasco, ordenando la reapertura hostelera, haya contribuido a un cambio de fase imprevisto. Pero las instituciones de gobierno no pueden dejarse llevar cuando se ha alcanzado el millón de vacunados en España, nada más. Medidas como los confinamientos perimetrales, el toque de queda, las limitaciones de aforo y en cuanto a las personas reunidas deben ser asumidas como de larga duración.

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