Las organizaciones empresariales de Cataluña –Foment del Treball y Pimec– y hasta trescientas asociaciones y entidades más se dieron cita este jueves en Barcelona en un acto sin precedentes bajo el lema 'Ya basta, centrémonos en la recuperación'. Fue una protesta contra la violencia callejera, ... el vandalismo y los saqueos que se vienen sucediendo desde el ingreso en prisión de Pablo Hasél, en apoyo a los Mossos d'Esquadra y los demás cuerpos policiales, y en demanda de que el Gobierno de la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona y los demás consistorios «ejerzan su autoridad democrática y sus responsabilidades sin complejos».
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Desde el 16 de febrero distintas localidades de Cataluña y sobre todo Barcelona han sido escenario de actos de destrucción, incendios y ataques deliberados contra policías que trataban de impedir los desmanes. Llegando a prender intencionadamente fuego a una furgoneta de la policía local con un agente en su interior. Durante dos semanas, la Cataluña oficial extendió un manto de comprensión, justificación e indiferencia que permitía a los violentos presentar su abominable conducta como expresión legítima del sentir de muchos. La renuencia inicial de los partidos que están al frente de la Generalitat –ERC y Junts– a condenar sin paliativos la violencia ha generado una sensación de desgobierno cuando la economía y el empleo atraviesan lo peor.
La presencia de la CUP en las negociaciones para el nuevo Ejecutivo autonómico, mientras sus juventudes de Arran protagonizaban el vandalismo, logró derivar el acuciante problema de orden público hacia el cuestionamiento del modelo policial. El vacío institucional parecía proyectarse hacia la conformación, de nuevo, de una mayoría independentista no dispuesta a censurar a los violentos y a hacerse cargo del monopolio legítimo de la fuerza para preservar la convivencia frente a quienes empobrecen Cataluña material y moralmente.
Los reunidos este jueves reclamaron «un Govern estable, cohesionado y activo que tenga como objetivo principal la recuperación económica de la crisis provocada por la pandemia». Pero es de temer que las fuerzas con más posibilidades de hacerse con la Generalitat prefieran la convulsión a la estabilidad, la autenticidad secesionista a la cohesión institucional, y el activismo a la acción de gobierno. Quienes ayer protestaron en nombre de la sociedad civil catalana tendrán que seguir haciéndolo contra la obstinación irresponsable del independentismo gobernante.
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