Los veintisiete Gobiernos nacionales que conforman la UE acordaron ayer la lista de 15 países exteriores respecto a los que cada socio comunitario podría abrir sus fronteras a partir de mañana, mediante un documento de compromiso que entiende la reciprocidad como una pauta «regular» a ... aplicar «caso por caso», y con el propósito de revisar cada dos semanas la relación inicial. El criterio general es que los países de procedencia presenten una evolución epidemiológica análoga a la de la media de la Unión durante los catorce días anteriores a la apertura, así como una capacidad similar para la trazabilidad, contención y abordaje de posibles nuevos contagios. El requisito de partida es la confianza de la UE en la veracidad de los datos que ofrecen esos terceros países. Cuestión crucial para la preservación de un tránsito internacional seguro mientras dure la pandemia. Lo que convierte el fortalecimiento de la OMS en una necesidad que ningún Estado miembro de la ONU puede eludir, y mucho menos boicotear. La recomendación acordada contempla como imprescindible la reciprocidad con China. Pero dado que la elaboración de la lista responde a razones «epidemiológicas, y no diplomáticas», tal como declaró ayer la ministra González Laya, un mínimo de coherencia exigiría que también la letra pequeña de las decisiones que los Gobiernos nacionales adopten al respecto se atenga a motivos sanitarios. Y que se explique por qué se renuncia a la reciprocidad en los casos en los que así se haga. El tránsito desde esos primeros quince países y de los que vayan incorporándose en adelante puede convertirlos en zonas de paso para viajeros provenientes de otros en situación epidemiológica más grave. Lo que exigiría perfilar el alcance de la apertura para el conjunto de la UE, habida cuenta de que podrán circular libremente por todo el territorio comunitario. Así como las medidas a adoptar ante rebrotes de incidencia regional, o en el seguimiento de visitantes que den positivo por coronavirus. La apertura de fronteras a Marruecos, Argelia y Túnez reviste especial importancia al coincidir con las vacaciones de verano, aconsejando también un tratamiento comunitario de la reciprocidad. La lista europea que establece la recepción únicamente de viajeros procedentes de Uruguay en toda América, y descarta por otra parte a quienes vengan de Rusia, responde a criterios sanitarios; pero puede generar efectos de otro orden que la diplomacia europea y la española deberán minimizar.
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